domingo, 9 de octubre de 2022

Organización de las ideas del texto “El negro”, de Rosa Montero

 SOLUCIÓN DE LA PREGUNTA 1 SOBRE EL TEXTO “EL NEGRO”,  DE ROSA MONTERO.


Estamos en el comedor estudiantil de una universidad alemana. Una alumna rubia e inequívocamente germana adquiere su bandeja con el menú en el mostrador del autoservicio y luego se sienta en una mesa. Entonces advierte que ha olvidado los cubiertos y vuelve a levantarse para cogerlos. Al regresar, descubre con estupor que un chico negro, probablemente subsahariano por su aspecto, se ha sentado en su lugar y está comiendo de su bandeja. De entrada, la muchacha se siente desconcertada y agredida; pero enseguida corrige su pensamiento y supone que el africano no está acostumbrado al sentido de la propiedad privada y de la intimidad del europeo, o incluso que quizá no disponga de dinero suficiente para pagarse la comida, aun siendo ésta barata para el elevado estándar de vida de nuestros ricos países. De modo que la chica decide sentarse frente al tipo y sonreírle amistosamente. A lo cual el africano contesta con otra blanca sonrisa. A continuación, la alemana comienza a comer de la bandeja intentando aparentar la mayor normalidad y compartiéndola con exquisita generosidad y cortesía con el chico negro. Y así, él se toma la ensalada, ella apura la sopa, ambos pinchan paritariamente del mismo plato de estofado hasta acabarlo y uno da cuenta del yogur y la otra de la pieza de fruta. Todo ello trufado de múltiples sonrisas educadas, tímidas por parte del muchacho, suavemente alentadoras y comprensivas por parte de ella. Acabado el almuerzo, la alemana se levanta en busca de un café. Y entonces descubre, en la mesa vecina detrás de ella, su propio abrigo colocado sobre el respaldo de una silla y una bandeja de comida intacta.

Dedico esta historia deliciosa, que además es auténtica, a todos aquellos españoles que, en el fondo, recelan de los inmigrantes y les consideran individuos inferiores. A todas esas personas que, aun bienintencionadas, les observan con condescendencia y paternalismo. Será mejor que nos libremos de los prejuicios o corremos el riesgo de hacer el mismo ridículo que la pobre alemana, que creía ser el colmo de la civilización mientras el africano, él sí inmensamente educado, la dejaba comer de su bandeja y tal vez pensaba: "Pero qué chiflados están los europeos".


El presente texto, titulado El negro, fue publicado por la famosa periodista y novelista Rosa Montero en mayo de 2005 en el periódico El País. Consta de dos párrafos escritos en prosa: el primero,  de mayor extensión, con diecinueve líneas y el segundo, más breve, de siete. 

Respecto a su estructura interna, puede observarse que el texto está dividido en dos partes claramente diferenciadas:

La primera parte está formada por el primer párrafo, en el que la autora nos cuenta una anécdota como ejemplo de cómo los europeos nos dejamos llevar por nuestros prejuicios. Por tanto, esta parte, que abarca de la línea 1 a la 19, constituye una secuencia narrativa que conforma el cuerpo argumentativo del texto y funciona como un argumento mediante ejemplificación. Esta narración, a su vez, puede dividirse en tres partes según la historia que en ella se nos cuenta:

Una introducción o planteamiento, que ocupa de la línea 1 a la línea 4, en la que Rosa Montero nos presenta a la protagonista, una joven estudiante alemana, el marco (el comedor universitario) y la situación de partida (la joven ha olvidado los cubiertos y se levanta a buscarlos).

Un nudo, que va desde la línea 4 hasta la 16, en el que aparece el conflicto (un chico negro se está comiendo el almuerzo de la chica alemana cuando esta regresa) y se desarrolla la acción (ambos deciden tácitamente compartir  la comida).

Un desenlace, que se da desde la línea 16 hasta la 19, mediante el que conocemos el final de la historia: la chica alemana se levanta a buscar un café y descubre que se había equivocado de asiento y era ella en realidad la que se había tomado el almuerzo del chico negro.

Según lo expuesto, esta secuencia narrativa, que funciona como argumento mediante ejemplificación y conforma el cuerpo argumentativo del texto, presenta una estructura lineal.

La segunda parte está constituida por el segundo párrafo, de la línea 20 a la 26, donde la autora realiza una conclusión a partir de la anécdota relatada (dedica esta historia a todos los españoles con prejuicios racistas que pueden llevarles a hacer el mismo ridículo que a la chica alemana) y enuncia la tesis del texto: debemos luchar por vencer nuestros prejuicios.

Atendiendo a la organización de sus ideas, este texto presenta una estructura inductiva o sintetizante, puesto que la tesis aparece al final del mismo.