Octubre
Rosa
Montero,
2/X/12
Qué
otoño. Remolinos de gente en las calles, desolación creciente, un
filo de violencia que me asusta. No solo se han multiplicado por tres
desde 2007 las personas que acuden a Cáritas, sino que además son
mucho más pobres. ¿Y qué estamos haciendo frente a tanta miseria?
Pues cosas muy raras. Por ejemplo, al Ministerio de Sanidad se le ha
ocurrido la revolucionaria idea de exigir a los sin
papeles
el pago de una póliza para acceder a lo más básico del sistema de
salud: 710 euros anuales hasta los 64 años, y 1.864 euros de 65 en
adelante. A ver qué sin
papeles
va a poder pagarlo.
Tampoco
creo que un enfrentamiento callejero constante y probablemente cada
vez más radical traiga nada bueno. Y desde luego desconfío de la
represión: si van a acusar de algo a los detenidos de estos días,
quiero vídeos bien claros que demuestren su culpa. No entiendo esta
España. Un lector, Francisco Cuenca, me cuenta que en este mes de
octubre morirán cientos de miles de pajarillos por el uso del
parany,
un método ilegal de caza que se sigue utilizando en la Comunidad
Valenciana y Cataluña, y que consiste en atraer a las aves a una
zona embadurnada de pegamento. Para peor, y en contra de los
tribunales españoles y europeos, la Generalitat parece estar
preparando una ley para legalizarlo, con la excusa de que luego
despegan a las aves y las sueltan (según el Supremo, no está
demostrado que sobrevivan al pringue de la liga). ¿Por qué será
que veo una continuidad en todo esto, en ese descuido criminal hacia
los pájaros y en el desconocimiento casi marciano de las necesidades
de los más desprotegidos? La misma falta de empatía, pareja
indiferencia. Por cierto: la responsabilidad ante el creciente
sufrimiento no es solo del Estado. Además de criticar al Ministerio
de Sanidad y de dar la bronca contra el Gobierno, ¿qué estoy, qué
estamos haciendo?