martes, 6 de mayo de 2014

Textos periodísticos para comentario crítico (Selectividad).

Os dejo más textos con algunos de los temas de actualidad de este curso.

Heroína ‘vintage’

Si hace 30 años a usted no le soltaron un pequeño discurso sobre las bondades de aquella droga prodigiosa es porque, o bien no era joven en esa época, o bien era usted uno de esos seres inocentes que andan sin pisar el suelo. No había forma de librarse de que algún conocido te describiera las alucinantes sensaciones que provocaba esa sustancia a la que algunos llamaban la Reina.
No era necesario internarse en el lumpen para escuchar esa hagiografía, a veces se trataba de un compañero del colegio con el que te encontrabas en una esquina del barrio, y como una cosa lleva a la otra te tomabas una caña improvisada. Pagabas tú, por descontado, y si la conversación se prolongaba transitando por los viejos tiempos (porque la juventud también tiene viejos tiempos) tu amigo sentía que ya tenía el terreno abonado para pedirte un préstamo. Debo decir que a mí jamás nadie me ofreció heroína. Algo en mi aspecto resultaba refractario a ese ofrecimiento, pero sí fui víctima de algunos sablazos, y aún podía haber sido más víctima de haberle concedido a un amigo el favor de llevarle un paquete a un colega que tenía en París aprovechando un viaje que le conté que tenía que hacer. Yo era una inocente pero debo decir que el ángel de la guarda, porque solo el ángel de la guarda pudo obrar el milagro de salvarme de aquel ambiente pegajoso, no me dejó un momento a solas.
A pesar de haber leído estudios analizando la adicción y crónicas sobre aquellos tiempos, nunca escuché hablar sobre la heroína con tanta precisión, intensidad y arrobo como a aquellos que la consumían. Parte del lenguaje que creían propio lo habían tomado prestado del romanticismo cultural que envolvía aquellas papelinas; extrañamente ocurría que tras unos años de adicción todos los yonquis hablaban el mismo idioma, el yonqui de pueblo balbuceaba palabras parecidas a las del yonqui de barrio: la heroína actuaba como elemento aglutinador, como así actúa la fe en la mente de los creyentes. Cada cual se expresa a su manera, pero todos vienen a decir lo mismo: quien está fuera de su religión no experimenta la pura esencia de la vida. Aunque sea complicado de explicar era fácil sentirse una idiota escuchando ese tipo de revelaciones.
Desde el punto de vista sociológico la heroína representa, según los psiquiatras, un ‘revival’ romántico de los ochenta
A quien no vivió aquel ambiente puede parecerle sencillo no haberse dejado arrastrar por él, pero el enigma para aquellos que convivimos con aquella peligrosa diversión es por qué unos cayeron en la tentación y otros no. Hubo víctimas de brillante inteligencia y víctimas sin dos dedos de frente; unos con una gran sensibilidad, otros carentes de ella. Tal vez lo que les igualaba era esa peculiar audacia de quienes siempre son los primeros en tirarse a la piscina.
La muerte el domingo pasado del actor Philip Seymour Hoffman nos ha dejado sin habla: en primer lugar, porque era un actor especial, admirado por el público, respetado por la crítica, rentable para la industria y un maestro en algo que, como señalaba la revista New Yorker, ha creado una escuela distinta de la de Brando o Pacino: al contrario que este tipo de actores tan carismáticos que parecen describirse a sí mismos en cada papel, Seymour Hoffman ha sido especialista en hacerse invisible, en aparecer fagocitado por el personaje que encarna.
A raíz de su muerte, aquello que parecía impensable, ha sucedido: la heroína ha conquistado de nuevo la primera plana en la prensa americana. The New York Times ya advirtió hace un tiempo de este revival que se ha cobrado su primer batallón de víctimas en zonas rurales. Esta misma semana se hablaba de “amnesia generacional”, esos cuarenta años que han sembrado el olvido en aquellos que no habían nacido para presenciar lo que fue un paisaje devastado.
Deseo que aquellos que tuvimos ojos y oídos para seguir el proceso que derrotó a toda aquella juventud no admitamos palabrería romántica al respecto
Personalmente, deseo, con todas mis fuerzas, que la muerte de Hoffman sirva de aviso, jamás de aliciente, y que aquellos que tuvimos ojos y oídos para seguir el proceso que derrotó a toda aquella juventud no admitamos palabrería romántica al respecto. No se fueron los mejores ni los más sensibles, murieron aquellos que no tuvieron fuerzas para luchar contra su adicción. No estaban solos, muchos tenían una familia que les respaldó cuanto pudo, que pagó tratamientos y fue víctima también de sus embustes.
Me dice una psiquiatra, la doctora Lamela, que desde el punto de vista sociológico se habla de un revival romántico de los ochenta, que incluye a la heroína como un objeto vintage. En los noventa llegaron otras drogas que fueron asociadas a la opulencia. Por tanto, la heroína cuadra mejor con nuestro presente estado de ánimo. En el olvido han quedado los monos, el destrozo familiar y el sida, convertido ya en enfermedad crónica.
Tan a favor juega el olvido para favorecer una vuelta de esta droga que ya vuelven las viejas interpretaciones: Hoffman padecía una terrible soledad después de que su mujer le pidiera que se alejara de los niños hasta que estuviera limpio: ¿no hay ningún periodista que recuerde cómo era tener un heroinómano en casa?, ¿no hay nadie que contemple cómo asumieron la muerte de sus padres los huérfanos de la heroína? Por fortuna, en nuestro país no se aprecia un regreso de esta droga, aunque sí la idealización de una época en la que se enmarcan nuestras batallitas de juventud. ¿No va siendo hora de madurar y de contar la verdad?

          Elvira Lindo, 9-2-14, El País.


Hija de tres padres

Se llama Della Wolf Kangro Wiley Richards y no porque su árbol genealógico esté poblado de apellidos compuestos sino porque, a efectos de registro civil, tiene tres padres, o mejor dicho, dos madres y un padre. Un cambio legal aprobado en la provincia de la Columbia Británica (Canadá) para poder adaptarse a la nueva y variada casuística familiar derivada de las técnicas de fecundación in vitro ha permitido inscribir a esta niña como hija de tres padres.
Su nacimiento es fruto de la decisión de una pareja de lesbianas y de la generosidad de un amigo, que decidió no solo donarles su semen sino implicarse en su crianza. Las mujeres podrían haber recurrido a una inseminación con donante anónimo en un banco de semen, lo que no hubiera planteado ningún problema de registro. Pero la implicación del padre biológico ha permitido ensanchar los límites del derecho allí donde la biología hace tiempo que los ha extendido.
De hecho, los ha ensanchado tanto que, no solo en términos jurídicos, sino también biológicos, la niña podría ser efectivamente hija de los tres padres. Así sería si se hubiera tomado el óvulo de una de las dos mujeres, se hubiera fecundado con el semen del hombre, y se hubiera implantado en el útero de la otra para su gestación.
Durante mucho tiempo, madre era la que paría (del padre no se podía tener certeza). Pero la revolución de la biología echó por tierra las viejas y milenarias reglas de filiación.
Cuando a finales de los ochenta se publicó la insólita noticia de que una abuela había dado a luz a su nieta, la genealogía se puso a temblar. Los médicos habían fecundado un óvulo de la hija con semen del marido y lo habían implantado en el útero de la abuela. La posibilidad de que una mujer gestara el óvulo fecundado de otra alteraba por completo el concepto de madre.
La llamada gestación por subrogación es legal ya en varios países, entre ellos Estados Unidos o India, de donde proceden la mayoría de los niños que nacen por este sistema. En España, la gestación con vientre de alquiler está prohibida, pero algunas parejas han recurrido a ella en el extranjero, lo que ha planteado problemas de registro. Una instrucción de la Dirección General de los Registros y del Notariado estableció en 2010 los requisitos para poder inscribir a estos niños. Pero aún no contempla la inscripción con tres padres.

                                          16-2-14, El País, editorial.



EL MUNDO, 4-3-14

CABO SUELTO

 Martes de carnaval


ANTONIO LUCAS


En aquella trilogía, Martes de carnaval, Valle-Inclán dio con el punto justo e inequívoco de lo que vino a ser el esperpento. En el esperpento no está la verdad, sino que ésta reside en sus acotaciones. Miguel Blesa es una acotación de la inmundicia financiera. Y, por tanto, hijo putativo del esperpento local. Un tipo que hizo números desde el imposible matemático, generando uno de las mayores desmadres financieros de la democracia. Un personaje entregado fieramente a la vida loca del hortera. Un estafador cobarde que hoy echa contra los suyos la mierda de las preferentes. Un récord del mal gusto. Un enchufado de Aznar con pase VIP en Génova. Un mentecato. Ahí lo tienen: Miguel Blesa saliendo de los juzgados como uno de esos trincones que, descubierto el pufo, ya no sirven para nada.

En su declaración ante el magistrado Fernando Andreu defendió el bestialismo de la estafa de las preferentes alegando que «un jubilado que cobra su pensión no es un ignorante financiero». Y tiene razón. Hay jubilados que saben bien de números. Pero hay muchos más que no saben. Esos son los trincados, junto a niños, analfabetos y discapacitados intelectuales. ¿Tampoco éstos son ignorantes financieros?

Valle es el Víctor Hugo español de la vanguardia (Umbral). No confundió la literatura con acostarse tarde y trazó un escrache de divinas palabras contra una realidad pringosa. Supo pronto que una sociedad acobardada y un periodismo frágil no pueden competir con la verdad. Y eso beneficia a tipos como Blesa, un escopetero con jeta de chulillo venido de fuera.

En este país casi todo transcurre como esperpento. Es normal en terruños donde el quietismo es hoja de ruta. La estampa de Blesa, el babilónico Rato, los políticos de turno y los sindicatos sentados a la mesa del consejo de administración de Caja Madrid es un cuadro muy completo, un Entierro del Conde Orgaz de tramperos. Gentes con gesto de despotismo y mal gusto beneficiados hoy de ese crimen social que es el olvido. Más esperpento. Ahora queda la duda metódica de pensar si la polaroid de la santísima recuperación, esa cara de Bélmez del 2014, incluye al señor Blesa (señor en funciones) en un Mercedes chiquito a la puerta del juzgado. O si alguien tendrá los huevos necesarios (jueces y demás) de meterle mano. Este tipo se lo ha montado muy bien con el apaño y el embuste, laminando los ahorros honestos de gente honesta con ese gesto de asco que tú bordaste en rojo ayer. Lo dicho: el esperpento.